APROVECHANDO EL BOOM MUNDIAL DE LAS FRUTAS TROPICALES

HACIA UNA MAYOR COMPETITIVIDAD Y VALOR AGREGADO PARA LA PRODUCCIÓN DE FRUTAS ANDINAS EN COLOMBIA
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Es posible que no conozca Colombia por sus frutas, pero el país es el quinto productor de América Latina, con 95 variedades de frutas que se cultivan comercialmente. El valor de las exportaciones colombianas de fruta a la Unión Europea aumentó de US$ 35,2 a 62,0 millones entre el 2010 y 2015, y el boom no ha terminado. Si bien solo un tercio de los colombianos comen frutas todos los días, los consumidores en Europa demandan cada vez más productos que se perciben como saludables, como las frutas. Hoy en día, Colombia exporta el 90% de su producción de fruta con precios de exportación hasta seis veces más altos que los del mercado interno. Esto representa una oportunidad importante para los pequeños agricultores que son responsables de más del 85% de la producción agrícola del país, especialmente porque Colombia está sopesando sus alternativas en la era posterior al conflicto.

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Colombia exporta el 90% de su producción frutícola

La competitividad del sector frutícola en Colombia puede mejorarse en gran medida promoviendo, por ejemplo, subproductos o productos de mayor valor agregado a base de frutas como las barras o polvos de fruta.

UN ENFOQUE INTEGRADO EN LA CADENA DE VALOR DE LA FRUTA

El proyecto “Modelo de plataforma para el uso integral, adición de valor y competitividad de frutales comerciales andinos” se implementó entre abril de 2014 y octubre de 2017, y tuvo como objetivo brindar nuevas alternativas de innovación sostenible en las cadenas de valor de cinco frutas andinas: mora, lulo, maracuyá, guayaba y tamarillo. Originalmente, el proyecto involucró a una compañía local de transformación de frutas y sus proveedores, pero pronto dos empresas más se unieron espontáneamente para beneficiarse de las actividades del proyecto.

El proyecto fue ejecutado por la sede de la Universidad Nacional de Colombia en Manizales, en compañía de la compañía local Frugy SA, la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (AGROSAVIA), la empresa Agricultural Knowledge & Innovation Services (AKIS International-España) y el Instituto de Investigación y Tecnología en Alimentos y Agricultura (IRTA-España).

APROVECHANDO EL BOOM MUNDIAL DEL ORGÁNICO

Carlos Alberto Botero, también conocido como “Don Carlos”, compró Frugy, una pequeña fábrica de procesamiento de frutas ubicada en Manizales, en el Departamento de Caldas, en 1994. En ese entonces, Frugy no empleaba más de siete personas y atendía únicamente al mercado local. Don Carlos recuerda con una sonrisa su primera experiencia con la exportación. En 1998, él y algunos otros empresarios locales reunieron sus respectivos productos para llenar un solo contenedor en camino hacia los Estados Unidos “¡Tuvimos que sellar nuestro envío de moras muy apretado para que no supieran a pescado que viajaba en el mismo contenedor!”, se ríe Don Carlos.

Hoy, Frugy emplea a 58 personas y exporta de tres a cuatro contenedores por mes, o aproximadamente 20 toneladas, con destino a Europa, Chile, Panamá, Australia y Guadalupe. Pero los clientes internacionales de Frugy solicitan cada vez más pulpa de fruta orgánica y están dispuestos a pagar hasta un 25% más que por el producto no orgánico.

Desafortunadamente, la producción de frutas orgánicas en Colombia no alcanza a satisfacer la demanda. Frugy obtiene frutos de unos 30 proveedores, incluidas varias asociaciones de agricultores, en una región que abarca el sur de Antioquia, el norte de Tolima, Caldas y Risaralda. Al inicio del proyecto, ninguno de los productores estaba certificado orgánico y los análisis revelaron que había espacio para mejorar en particular los procesos posteriores a la cosecha.

Hoy, Frugy emplea a 58 personas y exporta de tres a cuatro contenedores por mes, o aproximadamente 20 toneladas, con destino a Europa, Chile, Panamá, Australia y Guadalupe. Pero los clientes internacionales de Frugy solicitan cada vez más pulpa de fruta orgánica y están dispuestos a pagar hasta un 25% más que por el producto no orgánico.

PROMOCIONANDO PRÁCTICAS MÁS SOSTENIBLES

El uso excesivo de pesticidas es un problema grave en las regiones tropicales donde las plagas prosperan, y los agricultores los utilizan en intentos desesperados de salvar sus cultivos. Sin embargo, el proyecto logró reducir significativamente los rastros de productos químicos en la pulpa de la fruta al trabajar con los agricultores para mejorar sus prácticas agrícolas.

En dos años, el uso de controles biológicos aumentó entre un 10 y un 40%, lo que resultó en una disminución de la incidencia de plagas en un 60% en mora y en un 80% en lulo y maracuyá

Aunque solo la finca de Don Carlos “La Judea” obtuvo la certificación orgánica, la calidad biológica general de todos los productos aumentó. Gracias al proyecto, Frugy obtuvo la certificación orgánica por sus pulpas de fruta, llegando a nuevos mercados en Europa. Hoy en día, la compañía logra obtener un pequeño 2% de fruta orgánica, mientras que Don Carlos estima que necesitaría un 30% para satisfacer la demanda actual. Sin embargo, la cantidad de fincas certificadas debe aumentar para satisfacer esa demanda.

La certificación orgánica en Colombia es una oportunidad muy importante para crear nuevos mercados. Un proceso de certificación simplificado y más asequible y subvenciones para granjas candidatas podrían permitir a los pequeños agricultores y procesadores de fruta en Colombia realmente aprovechar el creciente apetito mundial por la fruta orgánica.

El video a continuación fue producido en el marco del proyecto por la Universidad Nacional de Colombia en Manizales y destaca la importancia de la agricultura orgánica.

COMPROMISO SOCIAL Y AMBIENTAL

El proyecto destacó el papel clave de las mujeres en el campo, en la industria de procesamiento de fruta y en la innovación científica. A nivel mundial, las mujeres producen la mayor parte de los alimentos y representan el 43% de los trabajadores agrícolas mundiales. El proyecto también se ha beneficiado de la participación de jóvenes científicos y estudiantes, así como de aprendices del Servicio Nacional de Aprendizaje de Colombia (SENA), quienes contribuyeron significativamente a la implementación exitosa del proyecto y aportaron una porción de energía y entusiasmo.

El video a continuación fue producido en el marco del proyecto por la Universidad Nacional de Colombia en Manizales y destaca la importancia de las mujeres en el campo, en la industria de procesamiento de fruta y en la innovación científica.

El procesamiento de la fruta genera grandes cantidades de residuos. Frugy, por ejemplo, produce dos toneladas de residuos a la semana en forma de pieles, pepitas y tallos. Pero la naturaleza puede ayudar a convertir este desperdicio en riqueza. Gracias a la vermicultura, una tecnología promovida por el proyecto, las lombrices de tierra transforman los desperdicios de fruta y los subproductos en un humus rico en nutrientes, que luego puede utilizarse en la finca como fertilizante orgánico.

La vermicultura puede ayudar a abordar los graves problemas sanitarios relacionados con los residuos orgánicos producidos en los procesos agroindustriales.

EN BUSCA DE LA FÓRMULA MÁGICA

Con el objetivo de satisfacer la demanda de un mercado en crecimiento y agregar más valor a los frutos producidos en la región, un equipo de personal y estudiantes liderado por el profesor Carlos Eduardo Orrego en la Universidad Nacional de Colombia en Manizales, quien coordinó todo el proyecto, ha estado trabajando en fórmulas de productos innovadores a base de frutas. El grupo de investigación “Alimentos de fruta” del Profesor Orrego fue creado en 1994 y está formado por profesores y estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia en Manizales e investigadores de AGROSAVIA (anteriormente Corpoica).

Mediante el uso de procesos como la liofilización, la deshidratación, la gelificación o la extrusión, el equipo busca fórmulas que puedan seducir a los consumidores locales como internacionales. El siguiente video, que fue producido por la Universidad Nacional de Colombia en Manizales, explica los diferentes métodos que se pueden utilizar para agregar valor a la fruta.

Siguiendo un proceso similar al de hacer mermelada tradicional, el equipo creó tres recetas para barritas de fruta: barra de fruta de la pasión, de mora y de guayaba. La fórmula para las barras de mora y guayaba fue adoptada por Frugy y las barras ahora se venden en Colombia con el nombre “Conga”. Las pruebas realizadas en España revelaron, sin embargo, que a los consumidores españoles no les gustaban mucho las barras, que consideran demasiado ácidas, un problema común con las frutas tropicales. Pero otros diez prototipos también se han desarrollado y algún día podrían llegar a la estantería de su supermercado local, y los miembros del equipo confían en que algún día encontrarán la fórmula mágica que conquista incluso la más delicada de las papilas gustativas.

SOBRE EL PROYECTO

El proyecto “Modelo de plataforma para el uso integral, adición de valor y competitividad de frutales comerciales andinos” (2014 – 2017) fue financiado por FONTAGRO. Su implementación fue coordinada por la Universidad Nacional de Colombia en Manizales y ejecutada por AGROSAVIA, Akis, IRTA y Frugy, con el apoyo de Asofrucol, FLP Procesados, Alpina, Smurfit Kappa y SENA.

         

            

      

     

Un nuevo proyecto de Productividad y Competitividad de Frutales Andinos (2018-2022) se basará en los resultados obtenidos previamente, centrándose esta vez en las cadenas de valor de aguacate, pasiflora y cítricos. El equipo de medición que se instaló en algunas fincas, complementado con fincas piloto para fertirrigación, permitirá proponer alternativas para aumentar la resiliencia de los frutales andinas durante períodos anormales de sequía y exceso de lluvia. Como todos los sectores agrícolas, la fruticultura familiar se ve afectada por el cambio climático y la rentabilidad de los cultivos estará cada vez más vinculada a las condiciones climáticas y meteorológicas.

Estas tareas de vigilancia técnica, el análisis de las alternativas de gestión del agua y sus efectos en la calidad y productividad de los cultivos continuarán en el nuevo proyecto. Nuevamente, el enfoque incluirá las acciones coordinadas de las partes interesadas de la cadena frutícola, instituciones académicas y de capacitación para implementar tecnologías de adaptación al cambio climático, mientras se mantiene o mejora la calidad de las frutas frescas y sus derivados.

Historia y fotos: Stefanie Neno para FONTAGRO.

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